Política

El sistema de gobierno que sigue Japón es la monarquía constitucional. La cabeza más visible del país es la del Emperador, pero su papel está restringido al de intervención en ceremonias políticas o religiosas y a representación institucional del país, el máximo representante del país. Desde el año 1100 el Emperador debía dejar el poder en manos de otra figura guvernamental, primero el Shôgun y después el presidente del gobierno, a pesar de los sucesivos intentos de recuperar el poder.
 
 
Entonces, ¿quién lleva las riendas del país?. El Gobierno central es el principal órgano de gobierno, seguido por los gobiernos locales. El Gobierno central está formado por un parlamento bicameral, la Dieta (”Kokkai“) y la Cámara de los representantes (”Shûgi-dan“): la Dieta encarga el poder ejecutivo a un gabinete de gobierno, formado por el Primer Ministro y sus ministros, todos ellos civiles y designados o destituidos por el propio Primer Ministro, que deben dar cuentas a este órgano de sus acciones. La Cámara de representantes, formada por 480 representantes, es escogida por el pueblo mediante sufragio universal cada cuatro años para ejercer el por legislativo; junto con estos, está la Cámara de consejeros, “Sangi-dan“, de 247 miembros, son elegidos cada seis años.
 
 
A la hora de las elecciones, los electores no escogen a un presidente, sino a los miembros del parlamento, y son estos miembros quienes escogen al Primer Ministro. Por tanto, el Primer Ministro puede durar en el cargo años mientras consiga mantener la confianza y el voto de los miembros del parlamento, o si lo pierde en una semana éste será el tiempo que permanecerá en el sillón. Poniendo dos ejemplos, el liberal-demócrata Jun’ichiro Koizumi estuvo en el cargo durante cinco años, mientras Taro Aso duró apenas un año. Lástima, para un Primer Ministro que se declaraba abiertamente lector de manga…
Los gobiernos locales son elegidos por los votantes de la calle, aunque su poder está limitado y subordinado al gobierno central, dependientes del dinero que el gobierno asigne a cada prefactura; algo así a lo que ocurre en España con las autonomías.
 
 
Sin embargo, lo que diferencia a Japón de los demás regímenes democráticos es su carga burocrática. Los burócratas, funcionarios públicos, están en todas partes. Son ellos los que planean y ponen en práctica las medidas que el gobierno promulga, aunque en parte estas medidas están diseñadas por ellos mismos: son un fuerte grupo de influencia a las decisiones del gobierno, por lo que son un grupo al que hace falta tener contento, ya que aunque cambie el gobierno ellos permanecen en el cargo.